La diversidad sexual, familiar y de identidad de género constituye una excelente oportunidad educativa para construir otra escuela posible en la cual todas las personas encuentran reconocimiento y respeto. La diferencia nos permite aprender del diferente.

Hay que evitar referirse a los otros, sus actitudes o emociones con palabras como «normal» o «natural»: normal y natural es la diversidad humana.

El respeto por la diversidad afectiva, sexual y de género es un elemento de valor y de riqueza social en la promoción y la vivencia de la cual está implicada toda la ciudadanía.

Cuando hablamos de diversidad afectiva, sexual y de género nos referimos a las diferentes maneras de expresar la afectividad, el deseo, las prácticas eróticas o amorosas, así como la expresión o identidad de género que tenemos todos los seres humanos. Es decir, a todas las posibilidades de asumir y vivir la afectividad, la sexualidad y el género.

Según la agencia europea de los derechos fundamentales, 7 de cada 10 personas LGTBI en Europa ocultan su orientación sexual o su identidad de género durante su etapa escolar.